Un poco de ejercicio nunca viene mal
Como todos los días Pablo se levantó temprano, la casa estaba fría pero su cuerpo decía lo contrario un bulto en su pijama lo dejaba visible. Directo al baño su vejiga necesitaba aflojar y descargar pero con la erección era un poco complicado.
Una ducha de agua fría para bajar sensaciones y a afrontar el día. Prepara la bolsa del Gym y va para allá, hoy se meterá caña. Hay varias clases pero cree que se quedará en la sala de pesas. Con cuerpo delgado pero fibrado y quiere ganar masa muscular.
Llega al vestuario y aunque es pronto por la mañana hay un grupo de gente que ya sale de clase de spinning. Son varias personas de mediana edad equipadas con sus maillot, guantes, zapatillas, toalla, agua… y ¡Están sudadísimos! Hace una inspiración profunda, siente el olor a sudor, le viene una ola de calor… tiene que pensar en otra cosa o se va empalmar.
Bueno él a lo suyo, abre la taquilla y empieza a cambiarse. Pero no puede dejar de mirar a su alrededor y ve como se desnudan y cogen la toalla para ir a la ducha, puede ver las duchas aunque no quiere ser descarado, bueno una última mirada antes de salir del vestuario. Y si! ahí ve a tres hombres bajo el agua, están bastante fibrados, sus piernas fuertes y un culo bastante duro es lo que tiene hacer bici.
Sale del vestuario bastante cachondo e intentando disimular que su pantalón está empezando a crecer.
Empieza a calentar en la cinta 20 min, luego continua la rutina hombros, pecho…. Esta rodeado de tipos cachitas que parecen que van luciendo como pavos reales. Se mueven de máquina en máquina, cogiendo pesas, unas dominadas, flexiones, abdominales… Y a estirar un poquito. Hablan entre ellos haciéndose los muy machos. Y les mira disimuladamente mientras hace sus ejercicios, no le inspiran mucha confianza.
-“Perdona ¿te falta mucho?” se vuelve y un muchacho moreno de unos 35 años bastante musculado y algo sudado se está dirigiendo a Pablo.
-“Le faltan dos series, -dice- si quieres mientras descanso” (le contesta ya que es lo que se suele hacer para no ocupar solo él, la máquina).
Para sí mismo, piensa “No le están tirando los tejos sólo quiere hacer unas series a la vez que él”. le miro cuando hace su serie y le corrige para hacerla bien. Que pena que sólo sea el ejercicio lo que le interesa…
Después de acabar el entrenamiento y estirar va hacia el vestuario, ha sido un buen trabajo.
Llega a su taquilla, el vestuario está vacío excepto la taquilla de al lado y ahí está otra vez el muchacho de antes. Se está tomando un batido de proteínas mientras se mira en el espejo, todavía está sudado y le sonríe. Le devuelve la sonrisa y saca su bolsa de deporte, se desnuda, coge la toalla y el champú, camina a la ducha casi con prisa.
Las duchas son abiertas, separadas por un panel, hace mucho calor o es él quien lo lleva dentro. Abre el agua tibia y escucha a alguien acercarse y se pone en la ducha de al lado. Se oye el agua y veo unos pies al otro lado.
-“¿Me dejas el champú? – dice- me lo he olvidado” pregunta el guapo desconocido asomándose a la ducha. Está desnudo y no puede dejar de hacer un repaso visual de arriba a abajo. No sólo tiene un buen cuerpo, sino, también tiene una buena herramienta, (creo que se ha dado cuenta de la mirada). Sin articular palabra y con una sonrisa le entrega el bote y al cogerlo le roza la mano. – ¿Qué está pasando?- le invade la duda.
Pablo es un poco tímido y en unas duchas públicas no se atreve a insinuarse aunque sea con la mirada. Termina su ducha y al pasar hacia el vestuario ve que su compañero de ducha está empalmado bajo el agua, tocándose para eliminar el jabón. Su mirada lo delata, lo pone en evidencia, lo dice todo y el chico se ha dado cuenta.
-“Gracias por el champú” y se lo alcanza con la mano. Al ir a cogerlo le agarra el brazo y de manera súbita le acerca a su cuerpo. Se funden en un beso, juntando sus cuerpos desnudos, ardientes y acariciando con deseo.
El agua cae sobre ellos mientras y sienten el recorrido sus manos por ambos cuerpos. La lengua del desconocido empieza a juguetear y llega a su entrepierna, -¡esto es el cielo!- piensa sin remordimiento y con el gusto de hacer algo de manera furtiva. Le succiona como si quisiese que me corriese al instante, tiene que hacer algo pronto o lo conseguirá…
Con suavidad sus manos se deslizan hacia el culo duro y bien formado del osado compañero, es tan firme pero siente que se abre con mucha facilidad. Juega con sus dedos en su agujero sin que todavía llegue a entrar alguno de ellos, le encanta las redondeces de las nalgas que están dispuestas a tragar lo que haga falta.
No puede más y le hace levantarse, le da la vuelta y se agacho para comerle ese pedazo de culo. Le va lamiendo y jugando con la lengua por toda cavidad, siente un gemido, y como su piel se eriza. Está disfrutando como se merece.
-”¿Tienes un condon?- Quiero sentirte dentro.” dice el chaval.
Va a su bolsa y en la cartera siempre lleva uno por lo que pueda suceder o los encuentros fortuitos que suelen ocurrir. Cuando vuelve a la ducha está apoyado en la pared esperando que le embistan sin piedad y Pablo preparado para ello.
Increíble como traga, sus músculos tensos y duros moviéndose al compas… Así estuvieron, gimiendo y sintiéndose uno dentro del otro, disfrutando, como si el tiempo se hubiese detenido.
Terminaron duchándose juntos mientras acariciaban sus cuerpos y se besaron infinitamente.
– ¿Vienes siempre a la misma hora?, me llamo Fran si quieres podemos quedar para entrenar juntos – hasta que al fin supe el nombre de mi amante.
– “Yo soy Pablo y es la primera vez que vengo por la mañana, he tenido que cambiar mi horario por cambios de turnos en el trabajo, pero ha sido mejor.
– Sí, ahora vendré por la mañana…
– “Si tienes tiempo podemos tomar un café y hablamos….”